Queridas mamás
Hoy quiero hablaros a vosotras, Queridas Mamas.
Me gustaría contaros que soy madre de tres maravillosas mujeres de entre 18 y 25 años. Tengo la inmensa suerte de tener una relación de confianza plena con ellas y por lo tanto disfruto de sus confidencias sabiendo que soy su punto de refugio cuando se enfrentan a cualquier desafío que les presenta la vida.
De igual forma, y porque siempre me ha gustado más que vinieran sus amigos a casa que ellas fueran a casa ajena (soy muy mama gallina) he visto crecer y evolucionar a la mayoría de sus mejores amigos.
Lo sé, soy una privilegiada 😊
Y es aquí donde quiero detenerme hoy: en esas conversaciones que he compartido con algun@s de ell@s sobre su orientación sexual y el momento, lleno de miedo e incertidumbre, de hablaros de ello.
Algun@s de ell@s se sienten atemorizados de compartir con vosotras esos sentimientos que brotan sin saber ellos cómo gestionarlos ni tan siquiera cómo valorarlos (buenos o malos).
Os prometo que se me encoge el corazón al escucharlos.
¿Qué nos pasa? ¿Por qué estamos tan de espaldas a nuestros hijos cuando se trata de algo tan crucial para ellos como entenderse, validarse y fortalecer su esencia en ese aspecto tan íntimo?
Nuestros preciosos bebés, han crecido, han salido al mundo de nuestra mano, han escuchado y asimilado nuestra visión aceptando nuestros miedos e interpretaciones sobre millones de circunstancias y no han cuestionado prácticamente ninguna de ellas.
Entonces llega la etapa en la que descubren su cuerpo y sus sentimientos hacia los demás, dando sus primeros pasos en vínculos propios fuera de nuestra mirada. Y cuando advierten que no se ajustan a un patrón arcaico y obsoleto de lo que “deberían” sentir, somos nosotras quienes a menudo levantamos un muro de prejuicios que los deja desamparados.
¿De verdad?
¿De verdad nos creemos con suficiente autoridad como para decidir qué tienen que sentir, a quién tienen que amar y cómo lo tienen que expresar?
¿Nosotras, que hemos evitado por todos los medios que “nos pillaran infraganti” haciendo el amor con nuestras parejas queremos ahora organizar su alcoba?
¿En serio cuestionamos nuestro amor hacia ellos, solo porque nos colocan en una situación incómoda con nuestras amistades, entorno familiar o incluso laboral?
Perdonarme pero eso se llama cinismo. Y del grande.
Esos chicos y chicas que me han reconocido que envidian la libertad con la que mis hijas pueden confiarme cualquier dilema, sea de la índole que sea, están deseosos de mantener esa conversación con vosotras.
Son personas increíbles que os aman e idolatran de una forma que os pondría la piel de gallina y que solo quieren oír que amen a quien amen, sientan lo que sientan, sean como sean los amáis y amareis siempre y con todo vuestro corazón.
Por favor, si tú eres una de esas mamás que intuyes que tu pequeñ@ no va a tener una relación estúpidamente convencional, que quizás no le llevaras al altar o que no podrás ejercer de abuela de nada más que de algún animal de compañía (mi futuro nieto por parte de una de mis hijas se va a llamar Brócoli y va a ser un Bulldog francés) te ruego que regreses mentalmente al momento en el que él o ella te convirtió en madre y juraste que nunca le fallarías.
No lo hagas. No le falles.
Sigue a su lado.
Tú eres su faro y a la última persona a la que querría defraudar.
Dale valor para abrir sus alas y disfruta de verlo volar libre.
Gracias por leerme. ❤️
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